Aunque han pasado más de 30 años
desde su publicación, en 1978, el libro The child in the city mantiene su
frescor originario. Escrito por Colin Ward, arquitecto, planificador urbano e
investigador social analiza las relaciones de los y las niñas con la ciudad en
la que viven.
A partir de un análisis del uso
que la infancia ha hecho en el pasado de las calles, como espacio de juego,
socialización y aprendizaje reflexiona sobre la situación a finales del siglo XX
y la perdida de visibilidad, la marginación o la exclusión que en la escena
urbana padecen los niños.
Desde este punto de partida Colin
Ward reivindica el derecho a la ciudad de la infancia, pero de un modelo de ciudad
integrador y no del resultante de un proceso de negociación entre adultos, en el que estos definen los criterios y objetivos del desarrollo urbano.
Como ejemplo de espacio negociado
entre adultos y destinado a la población infantil y juvenil, señalaba los
espacios recreativos y de juego. Espacios resultantes de un pacto entre adultos
cuya propia existencia, número y naturaleza (añadimos nosotros) podría servir
como indicador de éxito o no éxito del desarrollo urbano.
“One should be
able to play everywhere, easily, loosely, and not forced into a 'playground' or
'park'. The failure of an urban environment can be measured in direct
proportion to the number of 'playgrounds'.
El autor reivindicaba que
cualquier parte de la ciudad debería servir como espacio de juego, al igual que
cualquier calle debe servir como espacio para el tránsito peatonal en condiciones
de seguridad, lo contrario pondría de manifiesto la impotencia del urbanismo
para crear ciudades integradoras, sostenibles y seguras.
Otra de sus obras fundamentales sobre la
infancia y la ciudad es Streetwork:
The Exploding School (1973), escrito
junto a Anthony Fyson, en el que se
reivindica la investigación del espacio del entorno de la escuela como método de
aprendizaje.